Levantarse de una mesa entre amigos en mitad de la sobremesa; decidir quedarse en casa en vez de salir; la ausencia de puentes, vacaciones y fiestas de guardar; sentir que te transformas en cierto modo; la falta de tiempo para hacer lo que querías hacer, para ver a quien querías ver, para repartirlo entre todo el mundo. Sentir que no estás cuando tienes que estar y que faltas a quien no tienes que faltar. Exprimir hasta el último segundo al día libre, compartimentar en él todo lo que a lo largo de la semana has dejado de hacer.
Y la incapacidad para trasladar a los demás de qué va todo esto, y por qué probarte a ti mismo de esta manera en el fondo merece la pena.
Feliz oposicion.